Pancho Dotto. Nos abre las puertas de su acogedor departamento en Punta del Este que acaba de decorar con estilo náutico

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Ubicado en el Yoo Punta del Este, el edificio ubicado en la Parada 8 y que ostenta el sello del diseñador francés Philippe Starck, el ex manager armó su nuevo refugio de mar

11 de marzo de 2023

"Tenía este departamento desde hace años, pero no me sentía cómodo. Incluso llegué a pensar en venderlo porque, si bien está en un lugar increíble, no lo sentía como propio", cuenta.
“Tenía este departamento desde hace años, pero no me sentía cómodo. Incluso llegué a pensar en venderlo porque, si bien está en un lugar increíble, no lo sentía como propio”, cuenta.foto: Carlos Pazos

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Orgulloso y feliz. Así está por estos días Luis Francisco “Pancho” Dotto (67). Finalmente, y, después de un extreme makeover que duró más de un mes y medio, el ex manager de modelos reinauguró su departamento de Punta del Este. “Lo tenía desde hace años, pero no me sentía cómodo. Incluso llegué a pensar en venderlo porque, si bien está en un lugar increíble, no lo sentía como propio. Entonces, en enero, empecé a arreglarlo. Y, como no puedo dejar las cosas a medias, terminé tirando todo abajo. Buscaba que tuviera un estilo náutico y familiar y lo logré”, contará sobre “su nuevo refugio”, que está en el Yoo Punta del Este, uno de los edificios top de la ciudad: cuenta con una ubicación estratégica y amenities de primer nivel y, además, ostenta el sello del diseñador francés Philippe Starck. Y ahora, puertas adentro, la impronta única de Dotto en cada uno de los 100 metros cuadrados de ese espacio que mira a la Parada 8 de la avenida Roosevelt, la misma calle en la que él se instaló cuando desembarcó en Punta del Este por primera vez, en 1988.

El living tiene un ventanal con vista a la avenida Roosevelt. Las boyas de diferentes tamaños y colores que cuelgan del techo llaman la atención. Para generar más amplitud en este departamento de 100 metros cuadrados, Dotto decidió agregar varios espejos.
El living tiene un ventanal con vista a la avenida Roosevelt. Las boyas de diferentes tamaños y colores que cuelgan del techo llaman la atención. Para generar más amplitud en este departamento de 100 metros cuadrados, Dotto decidió agregar varios espejos.foto: Carlos Pazos

–Hasta hace poco decías que “El Refugio”, la chacra que tenés en Entre Ríos, era tu lugar en el mundo y que nada iba a sacarte de ahí. ¿Qué pasó?

–Llegué a Punta el 10 de enero junto con Crack, mi perro Golden de cuatro años que es como mi hijo, y con uno de mis mejores amigos, Horacio Cabrera. El año pasado fue un año bravo para los dos. Así como yo perdí a Mario, mi hermano mayor (tenía 70 años y fue veterano de la guerra de Malvinas), Horacio perdió a su mujer, Mirna. Durante los veinte días que se quedó acá, se sumó a mi rutina de ir a caminar todos los días y fue testigo de una decisión que fui elaborando de a poco: quiero que mi año se divida mitad y mitad entre mi chacra de Entre Ríos y este nuevo refugio uruguayo. Me encanta el mar y amo Punta del Este, una ciudad de la que me siento parte y a la que no venía desde antes de la pandemia.

Pancho juega con Crack mientras sostiene un velero antiguo y un Ronson de colección (Mutate). Sobre el mueble (Occidente Studio), un trofeo de 1972 y detrás, un cuadro con sombrillas de la artista Mercedes Alsogaray (Matiz). "Pasé casi dos meses buscando cada uno de los objetos de este lugar. Necesitaba que tuviera mi impronta", cuenta.
Pancho juega con Crack mientras sostiene un velero antiguo y un Ronson de colección (Mutate). Sobre el mueble (Occidente Studio), un trofeo de 1972 y detrás, un cuadro con sombrillas de la artista Mercedes Alsogaray (Matiz). “Pasé casi dos meses buscando cada uno de los objetos de este lugar. Necesitaba que tuviera mi impronta”, cuenta.foto: Carlos Pazos
Los colores blanco y arena dominan la mayoría de los ambientes. Gran parte de las paredes fueron empeapeladas para lograr diferentes texturas (Empapelar); a las cortinas de lino las hizo Margarita Bishmishian.
Los colores blanco y arena dominan la mayoría de los ambientes. Gran parte de las paredes fueron empeapeladas para lograr diferentes texturas (Empapelar); a las cortinas de lino las hizo Margarita Bishmishian.FOTO: Carlos Pazos
Una gran lámpara cromada (Unik), vajilla náutica y apoyaplatos de yute (Devoto Home) sobre una mesa Tulip lista para recibir amigos y celebrar. "Tengo amigos de toda la vida, los de siempre. Y otros nuevos, que tienen belleza interior, esos que te das cuenta de que no buscan sacar provecho. Tengo 67; estoy grande y no quiero perder tiempo. Quiero estar con gente luminosa", dice.
Una gran lámpara cromada (Unik), vajilla náutica y apoyaplatos de yute (Devoto Home) sobre una mesa Tulip lista para recibir amigos y celebrar. “Tengo amigos de toda la vida, los de siempre. Y otros nuevos, que tienen belleza interior, esos que te das cuenta de que no buscan sacar provecho. Tengo 67; estoy grande y no quiero perder tiempo. Quiero estar con gente luminosa”, dice.FOTO: Carlos Pazos

–¿Cuál es la historia de este departamento?

–Lo compré hace siete años, después de vender “Paraíso de Mar”, la chacra que tuve camino a José Ignacio. Si bien el departamento se encuentra en un lugar increíble, yo no lo sentía propio: no tenía mi impronta. Empecé con la idea de buscar algunos objetos, de poner un gran espejo para multiplicar el espacio y la luz y cambiarle las cortinas, pero, como no puedo dejar las cosas a medias, terminé tirando todo abajo. Durante un mes y medio, recorrí todos los lugares de decoración que hay desde José Ignacio hasta Maldonado. Busqué fotografías de playa, timones, barcos, peces, anclas, vajilla, toallas con aire marino… Me gusta que los lugares en los que vivo tengan una lógica y no mezclo estilos: si es playa, playa. Pasé días contracturado: ¡sufro horrores porque quiero que todo esté perfecto y, además, necesito hacerlo yo mismo! Un día, por ejemplo, me levanté a la madrugada y decidí cambiar toda una pared. Todo el proceso fue de ensayo y error: no soy decorador; lo hago de manera intuitiva. La búsqueda estética es, para mí, casi una obsesión. Al mismo tiempo, es una actividad que me mantiene vivo. Ahora estoy feliz: no sólo creé un espacio único desde lo estético, también armé mi lugar de pertenencia y un sitio para que mis amigos vivan una experiencia inolvidable. Ahora ni se me pasa por la cabeza venderlo. ¡Podría recibir a Máxima Zorreguieta acá sin quedar mal!

“Me gusta que los lugares en los que vivo tengan una lógica y no mezclo estilos: si es playa, playa. Todo el proceso fue ensayo-error: no soy decorador; lo hago de manera intuitiva”, admite.
“Me gusta que los lugares en los que vivo tengan una lógica y no mezclo estilos: si es playa, playa. Todo el proceso fue ensayo-error: no soy decorador; lo hago de manera intuitiva”, admite.FOTO: Carlos Pazos
Toallas y bolso con estilo náutico (Luna del Este), en un perchero (Matiz) ubicado en el pasillo de entrada.
Toallas y bolso con estilo náutico (Luna del Este), en un perchero (Matiz) ubicado en el pasillo de entrada.FOTO: Carlos Pazos
El pasillo, con otra obra de Mercedes Alsogaray.
El pasillo, con otra obra de Mercedes Alsogaray.foto: Carlos Pazos
Sobre la mesa de madera (Cassoni Arte en Muebles), una canoa, un reloj de arena, (Wilson Tobal) una lupa (Más Infinito Casa) y la bola de agua con caracolitos y arena blanca que Dotto compró en California durante un viaje que hizo con su hermana Mónica.
Sobre la mesa de madera (Cassoni Arte en Muebles), una canoa, un reloj de arena, (Wilson Tobal) una lupa (Más Infinito Casa) y la bola de agua con caracolitos y arena blanca que Dotto compró en California durante un viaje que hizo con su hermana Mónica.foto: Carlos Pazos
Al igual que otros objetos, este ojo de buey es parte del tesoro personal de Dotto: "Lo tengo desde los tiempos en los que venía a La Fontana. Un amigo me lo guardó durante años ", cuenta.
Al igual que otros objetos, este ojo de buey es parte del tesoro personal de Dotto: “Lo tengo desde los tiempos en los que venía a La Fontana. Un amigo me lo guardó durante años “, cuenta.FOTO: Carlos Pazos
La cocina, con accesorios en color rojo de Smeg. En la pared, un cuadro con reposeras (Matiz).
La cocina, con accesorios en color rojo de Smeg. En la pared, un cuadro con reposeras (Matiz).FOTO: Carlos Pazos
Salvavidas y remo, una bandeja con figuras de personas en traje de baño y un libro autografiado por los dueños de La Huella, de José Ignacio.
Salvavidas y remo, una bandeja con figuras de personas en traje de baño y un libro autografiado por los dueños de La Huella, de José Ignacio.foto: Carlos Pazos

–Con tu decoración del departamento rendís muchos homenajes.

–Sí. El primer homenajeado acá es Carlos Páez Vilaró, que no sólo fue un artista fuera de serie, además fue un ser humano que vibraba: era un enamorado de la vida, de mirar para adentro, de contemplar atardeceres. En vida me expresó su afecto, que creo que es lo más importante que hay. Tenía platos y otros objetos de Páez Vilaró en “El Refugio” y los traje. Acá, encontraron su lugar. El otro gran homenajeado es el surfer marplatense Fernando Aguerre, una persona que está dejando un gran legado: fue uno de los que hicieron posible que el surf llegara a los Juegos Olímpicos. Aguerre [fundador de la marca Reef] es un enamorado del mar, un militante de la cordialidad y un convencido de que en la vida todo es posible con respeto, que son valores a los que yo adhiero. La tabla de surf que utilicé –es una pieza única– para dividir la cocina del living es en su honor, al igual que el lugar protagónico que tiene en el departamento un libro que Aguerre me regaló en 2011, en un viaje que hice con mi querida hermana Mónica a La Jolla, en los Estados Unidos, y que me dedicó especialmente: escribió que él y yo somos surfers de la vida.

El espíritu y arte del gran Carlos Páez Vilaró, presente a través de objetos autografiados.
El espíritu y arte del gran Carlos Páez Vilaró, presente a través de objetos autografiados.foto: Carlos Pazos
Vajilla con una dedicatoria de Carlos Páez Vilaró.
Vajilla con una dedicatoria de Carlos Páez Vilaró.FOTO: Carlos Pazos
Crack, el fiel compañero del ex manager, duerme sobre las alfombras de yute (Matiz) en el espacio que homenajea a Fernando Aguirre.
Crack, el fiel compañero del ex manager, duerme sobre las alfombras de yute (Matiz) en el espacio que homenajea a Fernando Aguirre.foto: Carlos Pazos
El libro que el surfer Fernando Aguerre, exdueño de Reef, le autografió a Dotto. "Admiro a mucha gente que ha logrado cosas increíbles. Fernando es uno de ellos", dice el exmanager.
El libro que el surfer Fernando Aguerre, exdueño de Reef, le autografió a Dotto. “Admiro a mucha gente que ha logrado cosas increíbles. Fernando es uno de ellos”, dice el exmanager.FOTO: Carlos Pazos
Cuadros con imágenes de surf y una tabla de diseño único (Occidente Studio) forman parte del espacio que Dotto armó en honor a Aguerre, el argentino que dio impulso a ese deporte. Una silla de madera que armoniza con una lámpara cromada y una alfombra de yute completan este rincón.
Cuadros con imágenes de surf y una tabla de diseño único (Occidente Studio) forman parte del espacio que Dotto armó en honor a Aguerre, el argentino que dio impulso a ese deporte. Una silla de madera que armoniza con una lámpara cromada y una alfombra de yute completan este rincón.FOTO: Carlos Pazos

–Ahora, que te reencontraste con Punta del Este, que salís a caminar con tu perro Crack, ¿pensás que hay una chance para el amor?

–Tengo 67 años, y parte del aprendizaje de estos años ha tenido que ver con la toma de conciencia de que tengo que cuidar mi paz, mi tranquilidad y mi salud. Pasé cerca de treinta años enajenado con la agencia, algo que muy pocos saben. Me quedo en “El Refugio” porque allí llevo adelante mi tratamiento: hago terapia con Lorena Cabrera, la profesional que me ayuda a estar en eje. Por otra parte, tengo seis hernias de disco y un plan diario de actividad física, que incluye RPG, osteopatía, pilates y kinesiología. Tengo que tomar vitaminas y hacer gimnasia para no quedarme sin masa muscular [bajó veinticinco kilos]. Como no puedo descuidarme, acá salía a caminar todos los días con Crack: bajaba por la Roosevelt hasta el mar y, de allí, hasta San Rafael y, luego volvía. Cada caminata por Punta del Este y cada casa de decoración y anticuario que visité buscando desde boyas hasta alfombras se convirtieron en grandes regalos para mí: voy a cumplir diez años sin la agencia [cerró en 2014] y llevaba más de dos sin venir acá y, sin embargo, no hubo vez que la gente no se me acercara para saludarme, para sacarse fotos conmigo, para abrazarme… ¡Tantas muestras de cariño me han llenado el alma y no tengo más que agradecimiento! Tener presente que eso es amor y que hay que valorarlo y celebrarlo porque la vida es muy corta es el gran mensaje que me dio mi regreso a Punta del Este.

Fotos: Carlos Chino Pazos

Una postal del cuarto principal: lámparas (Wilson Tobal) y mesas de luz cuya forma replican las de la lámpara. Arriba de la cama (Viasono), Copa del rey, una obra de Antonio Rodríguez Duarte, un artista plástico que tiene su galería en Montoya.
Una postal del cuarto principal: lámparas (Wilson Tobal) y mesas de luz cuya forma replican las de la lámpara. Arriba de la cama (Viasono), Copa del rey, una obra de Antonio Rodríguez Duarte, un artista plástico que tiene su galería en Montoya.foto: Carlos Pazos
En la habitación de huéspedes, un espejo (Sentido), mesa de luz (Matiz) y una pintura, que el artista le regaló a Dotto. Los almohadones a rayas de los dos cuartos formaban parte de un camastro de Paraíso de mar, la mítica chara que el exmanager vendió en 2013.
En la habitación de huéspedes, un espejo (Sentido), mesa de luz (Matiz) y una pintura, que el artista le regaló a Dotto. Los almohadones a rayas de los dos cuartos formaban parte de un camastro de Paraíso de mar, la mítica chara que el exmanager vendió en 2013.foto: Carlos Pazos
El toque Dotto en cada rincón del departamento.
El toque Dotto en cada rincón del departamento.FOTO: Carlos Pazos
Este sillón Berger con capitoné de cuero Pancho lo tenía cuando su agencia funcionó en La Fontana. Arriba, un espejo para generar más espacio.
Este sillón Berger con capitoné de cuero Pancho lo tenía cuando su agencia funcionó en La Fontana. Arriba, un espejo para generar más espacio.FOTO: Carlos Pazos
Realizada con ramas, esta lámpara es una de las protagonistas del departamento (Luna del Este).
Realizada con ramas, esta lámpara es una de las protagonistas del departamento (Luna del Este).foto: Carlos Pazos
Tablas de surf y una sirena, en el balcón del departamento que da a la avenida Roosevelt.
Tablas de surf y una sirena, en el balcón del departamento que da a la avenida Roosevelt.FOTO: Carlos Pazos
Mientras continúa con los arreglos, Dotto ya está pensando cómo bautizará al refugio esteño: "Pienso llamarlo Paraíso de mar, el mismo nombre de la chacra que tuve hace años. Este es mi nuevo lugar para disfrutar, leer, pensar, estar en silencio... en fin, ocuparme de mi ser y no del hacer. Durante mucho tiempo, me la pasé trabajando para los demás. O diciendo que quería morirme trabajando. ¡Una estupidez total! No quiero vivir nunca más enajenado, y este paraíso es un gran paso", asegura.
Mientras continúa con los arreglos, Dotto ya está pensando cómo bautizará al refugio esteño: “Pienso llamarlo Paraíso de mar, el mismo nombre de la chacra que tuve hace años. Este es mi nuevo lugar para disfrutar, leer, pensar, estar en silencio… en fin, ocuparme de mi ser y no del hacer. Durante mucho tiempo, me la pasé trabajando para los demás. O diciendo que quería morirme trabajando. ¡Una estupidez total! No quiero vivir nunca más enajenado, y este paraíso es un gran paso”, asegura.foto: Carlos Pazos

Fuente diario LA NACION “https://www.lanacion.com.ar/revista-hola/pancho-dotto-nos-abre-las-puertas-de-su-acogedor-departamento-en-punta-del-este-que-acaba-de-decorar-nid11032023/

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